Empresas socialmente responsables | Videoblog de economía y finanzas

Empresas socialmente responsables, ¿más o menos competitivas?

Dentro de una economía, las empresas, como agentes sociales que son, desarrollan un papel crucial en la sociedad en la que operan. Las economías más avanzadas, donde existe mayor bienestar social, cuentan con un sector empresarial más dinámico, moderno y con modelos de gestión más sostenibles.

Antecedentes

Durante décadas han existido patrones comunes de comportamiento por parte de los directivos que difícilmente se cuestionaban, ya que eran comúnmente aceptados. Pensar que las ventas y los beneficios debían crecer cada año, maximizar los márgenes, reducir costes o simplemente la voluntad de crecimiento de la compañía eran ideas que residían en los consejos de administración. Pero ¿estaban justificados los medios para conseguirlos? ¿Se podía o puede presionar a los empleados haciéndoles trabajar incluso fuera de su horario de trabajo para conseguir dichos objetivos? Conseguir determinados objetivos financieros llevaba a decisiones agresivas. La sensación es que se priorizaba el beneficio a corto plazo en lugar de la sostenibilidad de los resultados a largo plazo.

Sin embargo, desde hace diez años, algunas cosas han cambiado. A las empresas ya les preocupan las consecuencias medioambientales de sus decisiones. Y no sólo eso, se está adoptando lo que generalmente se conoce como responsabilidad social corporativa (RSC), que pretende ser una forma de gestión global, que lleve a una relación ética entre la empresa y su entorno. Los nuevos tiempos y la nueva ciudadanía reclaman empresas con valores sociales y compromisos colectivos como base imprescindible de competitividad y ciudadanía corporativa.

¿Qué es la responsabilidad social corporativa?

La responsabilidad corporativa es una estrategia de desarrollo de los negocios. Las empresas que emprenden dicho camino, como indica su nombre, intentan ser responsables con el medio ambiente (incorporando políticas de reciclaje y gestión de residuos), con los trabajadores (promoviendo la igualdad de género en el interior de la organización, condiciones laborales dignas y que permitan el desarrollo personal y la conciliación familiar), con la sociedad (contratando personas en riesgo de exclusión social, con minusvalía o de edad avanzada, tratando la diversidad étnica, realizando acciones de mecenazgo o bien ofreciendo productos necesarios para las personas como los microcréditos de la banca a pequeños negocios y emprendedores para que desarrollen su actividad profesional).

En definitiva, se pretende que la RSC sea un vehículo de competitividad, sostenibilidad y cohesión social, y una manera de entender el negocio como algo que no solo tiene en cuenta los resultados, sino la forma de obtenerlos. Se busca la manera de generar modelos de gestión que velen por el crecimiento de la economía y el desarrollo de las personas y tengan respeto por el medio ambiente.

La responsabilidad social corporativa en España

A nivel global la RSC sigue tomando fuerza y es un compromiso ineludible de las empresas. España se encuentra en un momento contradictorio y de evolución. La voluntariedad ha permitido a las empresas la eliminación de estos esfuerzos en tiempos difíciles. No se obliga a todas las empresas a informar de los esfuerzos o las inversiones que se realizan en RSC. Haciendo balance de las acciones realizadas en España, se podría decir, con decepción, que existe confusión conceptual sobre la RSC y que las iniciativas han sido en algunos casos un engaño para hacer marketing social y buscar simplemente mejorar la reputación corporativa, y no han servido para transformar la cultura interna de la empresa. La difusión social de la idea sigue siendo muy baja entre la población, y sigue habiendo una formación insuficiente y una baja concienciación entre los dirigentes de las empresas.

Buenas prácticas de RSC conviven, en la misma empresa, con vulneraciones de legislación laboral o social. Tampoco hay RSC en las administraciones públicas, y el discurso político favorable a la empresa sostenible no existe. Situación muy distinta en los países emergentes como los de Latinoamérica, donde la RSC es implementada con expectación y rápidos avances.

En España no hay censura pública a los comportamientos irresponsables y los esfuerzos de las empresas no siempre son premiados, y surge la duda sobre la rentabilidad económica de las inversiones costosas a cambio de un intangible dudoso.

Conclusión

Para finalizar, cabe señalar que hablar de «responsabilidad social de las empresas», en un país en el que las noticias económicas sobre los blindajes exorbitados de directivos, elevados sueldos o tarjetas black conviven con los desahucios de familias con problemas para pagar la hipoteca, la congelación y reducción de sueldos, es una tarea compleja.

Si, además, se produce amnistía fiscal y «favores fiscales» del Ministerio de Hacienda a las grandes empresas para pagar sólo un 3 o un 5% del impuesto de sociedades, y el Gobierno desarrolla una reforma laboral que facilita y abarata los despidos, todo ello nos lleva a un aumento de la desigualdad y provoca indignación creciente por la corrupción.

Ha llegado la hora de reclamar una mayor penalización individual y empresarial a la irresponsabilidad. En este sentido, unificar los observatorios críticos internacionales y dotarles de garantía y credibilidad será un buen impulso a la RSC.

Los retos

El reto fundamental es incorporar medidas que no sólo impulsen la reputación empresarial, sino que faciliten el compromiso de empleados, clientes y grupos de interés con los que se relaciona, acercando las acciones de voluntariado y filantropía a colectivos del entorno.

Tenemos que pensar en objetivos empresariales que promuevan decisiones éticas, socialmente responsables, de visión a largo plazo y sostenibilidad de la empresa, y de mejora de la calidad de vida de las personas. Queda un largo camino por recorrer y crear más sostenibilidad en la actividad económica y empresarial. Las empresas deben ser grandes lugares en los que trabajar y ser responsables.

Oscar Elvira
Director del Máster en Banca y Finanzas, UPF Barcelona School of Management

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Òscar Elvira

Doctor en Ciencias Económicas por la Universitat de Barcelona (UB), licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universitat Pompeu Fabra (UPF). Profesor asociado en la Universidad Pompeu Fabra en el Departamento de Economía y Empresa. También es docente en dos centros adscritos a la misma UPF: la Escuela Superior de Comercio Internacional (ESCI) y en los Programas de Postgrado de la UPF - Barcelona School of Management. Director del Máster Universitario en Banca y Finanzas de la UPF - Barcelona School of Management. Su trayectoria profesional comenzó en 1997 en la Universidad Pompeu Fabra y UPF - IDEC. Colaborador en consultorías sobre estudios de viabilidad dentro del Departamento de Economía y Empresa, el impacto del Euro en las empresas y recientemente como perito de diversos productos financieros vendidos. Su tesis doctoral, dirigida por el Dr. Oriol Amat y titulada "La gestión de beneficios. El caso de la empresas incluidas en el IBEX 35", analizó si las empresas españolas aprovechaban el vacío legal que existía en el PGC para obtener unos resultados determinados. A nivel docente, centra sus clases en temas financieros, básicamente en matemática financiera y mercados de capitales. Obtiene los títulos de European Financial Advisor (EFA) por European Financial Planning Association (EFPA) y el de International Certificate in Financial Advice (ICFA), título expedido por el Instituto Financiero Anaf y Securities & Investment Institute (asociación creada por miembros de London Stock Exchange). En 2002 entra en Gesiuris Asset Management SGIIC S.A, donde gestiona tres instituciones de inversión colectiva: Magnus Global Flexible Sicav, Privaclar Sicav y Pistrincs 2004 Sicav. Es también consejero de URC Patrimonis i de Privaclar Sicav, sociedades que cotizan en el MAB. Autor de diversos artículos, libros y capítulos de libros sobre temas financieros. Ha sido ponente en conferencias, cursos y seminarios en España, México, Ecuador, Uruguay, Argentina y Chile, entre otros países. Autor del video blog de Economía y Finanzas “Patrimonia”.

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