Oriol Amat, catedrático de Economía Financiera y Contabilidad de la Universitat Pompeu Fabra y Director del Máster en Dirección Financiera y Contable, nos habla sobre cómo crece el interés por la banca ética y cooperativa.
Una de las consecuencias de la crisis financiera global es la pérdida de credibilidad de muchos agentes políticos, económicos y financieros. Recordemos, por ejemplo, el Informe Grayling que señala que el 76% de los ciudadanos no confían en las entidades financieras. Entre las causas que explican este fenómeno estaría la percepción de que las malas prácticas de muchos bancos han causado la crisis y el posterior empobrecimiento de capas importantes de la población.
Simultáneamente, cada día hay más personas interesadas en la sostenibilidad medioambiental y la dimensión social de las organizaciones. Son tendencias que explican el creciente interés por modelos diferentes de banca. Para la banca ética, de acuerdo con la Global Alliance for Banking on Values que agrupa a más de treinta bancos éticos de todo el mundo, la rentabilidad no es la única prioridad, ya que se debe equilibrar con objetivos sociales y medioambientales. Son bancos que sirven a la economía real y no invierten en industrias como el tabaco o el armamento, por ejemplo. Por ello, invierten principalmente en actividades relacionadas con el medio ambiente y la economía social. El gobierno corporativo debe ser transparente. Esto hace recomendable, por ejemplo, no operar con paraísos fiscales.
La banca cooperativa sigue principios muy similares a los mencionados y se caracteriza por que el capital es propiedad de los socios, que también son clientes de la cooperativa. Tanto la banca ética como la cooperativa gestionan las relaciones con los clientes desde una perspectiva de largo plazo y, por ello, no comercializan productos financieros complejos y excesivamente especulativos, que muy a menudo acaban perjudicando a los clientes.
Durante los últimos años se ha demostrado que estos bancos tienen menos fluctuaciones en sus resultados. En los años de expansión económica tienen unos beneficios más bajos, pero en años de recesión tienen menos caídas que la banca convencional. Como actualmente la cuota de mercado de la banca ética y cooperativa es del 6%, de cara al futuro, el reto es mantener sus valores y ganar dimensión, requisito imprescindible para poder competir mejor.
En el siguiente artículo de Oriol Amat puedes conocer más sobre cómo conseguir afianzar una estrategia para conseguir el éxito en el liderazgo en costes.
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