Òscar Elvira, director del Máster en Banca y Finanzas de la UPF Barcelona School of Management, nos cuenta en este vídeo cuál es el verdadero problema del actual sistema de pensiones.
Actualmente, en los países desarrollados, el incremento de la población se ha producido por un aumento de la esperanza de vida debido al progreso social y económico y los avances en la medicina.
Lo que aparentemente sería una buena noticia, es motivo de preocupación, ya que la menor natalidad y el aumento de la esperanza de vida conlleva un aumento de la edad media de la población.
Según la Organización Mundial de la Salud, para el año 2050 habrán más de 2000 millones de personas mayores de 60 años. Por lo tanto existe una preocupación en los sistemas de jubilación que deben programar y diseñar los gobiernos para garantizar el bienestar social en cada país.
Los sistemas de jubilación basados en métodos de reparto, como en España, no tienen futuro en una sociedad cada vez más envejecida, ya que las cotizaciones de los trabajadores en activo financian las prestaciones existentes en ese momento.
De manera simplificada, para que el sistema público de pensiones sea sostenible debe haber más trabajadores activos que número de pensionistas. Tener una elevada tasa de desempleo, un incremento del número de pensionistas y un aumento de la esperanza de vida, ha puesto en duda la sostenibilidad del sistema.
Paralelamente, los nuevos jubilados acceden a una pensión media más elevada, dado que han cotizado por bases mayores, mientras que los nuevos cotizantes se incorporan con salarios y por tanto con bases de cotización menores.
Desde este año, el Fondo de Reserva de la Seguridad Social creado en el año 2000 que llegó a ser de 65.000 millones de euros se ha vaciado, y en consecuencia España deberá endeudarse en 18.000 millones de euros adicionales para financiar las pensiones.
Ante esta realidad, a los trabajadores actuales se les plantea un futuro en el que su nivel de vida en la jubilación en base a su pensión pública puede ser menor de lo esperado, por lo que productos de ahorro e inversión como los planes de pensiones pueden suponer una interesante alternativa a la hora de complementar los ingresos en la jubilación. ¿Y qué deberíamos hacer?
La OCDE considera que Holanda es el ejemplo a seguir. Un país que gasta en su sistema de pensiones algo menos del 6% del PIB (España ya ha superado el 10%), que garantiza una tasa de sustitución del 90% sobre el último salario y que blinda a sus jubilados ante el riesgo de pobreza. El secreto es un sistema extraordinariamente flexible, que ofrece una red de seguridad pública a todos los trabajadores y que luego hace descansar en éstos la decisión de la cuantía que desean obtener a la hora de su jubilación, ya que de manera voluntaria y de naturaleza privada los holandeses aportan en planes de pensiones.
Es decir, Holanda nos estaría marcando el camino. ¿Estamos dispuesto a hacerlo?
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