Oriol Amat, catedrático de Economía Financiera y Contabilidad de la Universitat Pompeu Fabra y director del Máster en dirección financiera y contable, analiza la memoria económica que acaba de presentar el Consell de Cambres de Catalunya que demuestra que el 2016 ha sido un muy buen año.
Si consideramos dos de los temas más relevantes, que son la generación de beneficios y la posición financiera, los datos son excelentes.
La rentabilidad del capital es muy alta, puesto que ha superado el 12%, y el endeudamiento se ha continuado reduciendo. Entre los factores que explican los buenos datos, hay que destacar el producto interior bruto, que creció un 3,5% en Cataluña, por encima del crecimiento español y europeo. Esto se debe de a la buena marcha tanto del mercado exterior como del mercado interior.
Aún así hay que mejorar
Pero estos buenos datos no tienen que hacer perder de vista que hay temas en que tenemos que mejorar. Me refiero esencialmente a los dos temas siguientes.
En primer lugar, la I+D+I. Cataluña está invirtiendo en esta materia el 1,5% del PIB, y a pesar de que al Estado español es más bajo (1,2%), hay que recordar que el objetivo de la Unión Europea para el 2020 es llegar al 3%. Por lo tanto, hay que aumentar, y mucho, la apuesta por la R+D+I puesto que es la mejor garantía de la competitividad futura.
El otro tema es la ocupación. Sin duda, está evolucionando muy bien. Recordamos que en el 2013 el paro era del 22% y ahora es del 15%. Además, se calcula que a finales del 2018 puede estar por debajo del 9%. Pero estos buenos datos no nos tienen que hacer perder de vista que el índice de paro continúa siendo muy alto.
Otro dato positivo es que ha aumentado el peso de la ocupación más cualificada (las ocupaciones técnicas y científicas representaban el 25,7% del total de la ocupación en el año 2011, el 2016 han llegado al 29,3%).
La precariedad
Por otro lado, uno de los grandes retos de nuestra economía es reducir la precariedad, puesto que el aumento de la ocupación se da sobre todo con trabajadores no fijos. El hecho que esto haya ido acompañado de la reducción de los gastos de personal por trabajador pone de manifiesto que hay que conseguir que la mejora de las empresas llegue más a las personas que trabajan. El fin último de la economía es mejorar el bienestar de la población y esto requiere avanzar en la calidad de la ocupación.
En conclusión, nos tenemos que felicitar por la buena marcha de la economía, pero hay que continuar trabajando de lo lindo para mejorar la nota de las asignaturas pendientes.
Este artículo ha sido publicado en L’Econòmic
Escribir comentario