Oriol Amat, catedrático de Economía Financiera y Contabilidad de la Universitat Pompeu Fabra y director del Máster en dirección financiera y contable, nos plantea el debate ético entre la legalidad y la elusión fiscal en los paraísos fiscales, como las Islas Caimán, en las que se domicilian cientos de miles de filiales de empresas multinacionales.
Paraísos fiscales
Son países de dimensión reducida, como las Islas Caimán, en las que se domicilian cientos de miles de filiales de empresas multinacionales. Éstas están atraídas por los bajos impuestos y sobre todo por la falta de requisitos de transparencia.
Esto explica que muchos fraudes empresariales se produzcan precisamente a través de filiales en paraísos fiscales. A menudo se trata de actividades legales y son simplemente prácticas de elusión fiscal, que consisten en operaciones (en principio legales) para reducir la tributación.
Es diferente de la evasión fiscal, que consiste en ocultar ilegalmente activos o ingresos para pagar menos impuestos. Christian Kramp, Presidente de Austria, ha denunciado recientemente estas prácticas, recordando que cualquier puesto de salchichas en Viena para más impuestos en Austria que las corporaciones multinacionales como Amazon o Starbox.
Algo similar ocurre con varias corporaciones multinacionales de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), como Apple, Microsoft, Yahoo, Facebook y eBay. Todas ellas tienen la matriz en Estados Unidos y filiales en varios países europeos. Su sede europea está en Irlanda, en la filial de este país precisamente es donde acumulan la mayor parte de los beneficios generados en Europa.
Caso de Irlanda
Para ello, las filiales de los países que tienen mayores impuestos se convierten en meras comisionistas, ya que desde Irlanda se factura la mayor parte de las actividades que desarrollan en Europa.
El atractivo de Irlanda se basa en el hecho de que tiene un tipo de impuesto sobre beneficios del 12,5%, mientras que en otros países el porcentaje es mucho mayor y está entre el 20 y el 30%.
Además, muchas empresas multinacionales utilizan sociedades filiales en Holanda. Son filiales que no tienen empleados y que les permiten terminar pagando impuestos sobre poco más del 1% de los beneficios. Este tipo de sociedad holandesa se conoce con el nombre de “Sociedad pantalla” porque desde la filial holandesa se envía el dinero a los paraísos fiscales.
A pesar de que se utilizan paraísos fiscales y otras estrategias para amenizar el pago de impuestos, normalmente se trata de actividades legales. Otra cuestión es la dimensión ética.
Recientemente, por ejemplo, el Parlamento británico llegó a la conclusión de que se trata de una actividad inmoral y censurable. La buena noticia es que esta posición, que critica las prácticas a través de paraísos fiscales, cada vez tienen más seguidores. Y está provocando que algunas empresas comiencen a cambiar su estrategia.
Así, por ejemplo, con el fin de preservar su reputación empresarial, empresas como Starbox han decidido recientemente que a partir de ahora harán menos elusión fiscal y pagarán impuestos más altos en Europa.
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