En una situación de crecimiento cero, el profesor de la Universidad Pompeu Fabra, Xavier Puig, habla de qué hacer con nuestros ahorros. ¿Invertir en renta fija o en renta variable?
La situación económica actual en los países occidentales se podría titular: cero crecimiento, cero inflación y cero tipo de interés. Otra vez, y ya son varias des de 2007, en los mercados financieros tenemos que afrontar una nueva situación desconocida.
¿En una situación así, qué hacer con nuestros ahorros?
Si no quiero riesgo debo conformarme con nada o algo muy cercano a nada. Parece un callejón sin salida y muchos ahorradores se sienten atrapados. El problema no está tanto en la situación actual de los mercados financieros como en la lógica inversora predominante desde hace generaciones,y que está ya muy interiorizada por la mayoría de inversores.
Seguramente en esta nueva situación, donde los depósitos o la renta fija a corto plazo ofrecen rentabilidades cercanas a cero y hasta negativas, estaremos más predispuestos a replantearnos el concepto clásico de riesgo, o al menos, a cuestionarlo o matizarlo.
A grandes rasgos, este paradigma central viene a decirnos que, quien no quiera riesgo, debe invertir en renta fija. Quien invierte en renta variable, en bolsa, está asumiendo un riesgo demasiado elevado. Pero lo que ocurre hoy es que el riesgo ya no es lo que era.
Una experiencia enriquecedora
Para entender a qué me refiero exactamente, nada mejor que explicar cómo empecé a entender yo mismo el cambio que se estaba produciendo. Fue gracias a un inversor, una persona sin grandes conocimientos técnicos en finanzas, pero con un gran sentido común.
De hecho, había vendido su empresa y con la suma que recibió por esa venta, decidió invertir en productos financieros. Nos mostró su cartera de inversión, y nuestra sorpresa fue que estaba compuesta casi en un 100% en acciones cotizadas.
Había invertido prácticamente todo su dinero en renta variable, y casi nada en depósitos o renta fija. Claro, yo un poco escandalizado le advertí del riesgo tan elevado que significaba tener sus ahorros invertidos casi totalmente en acciones.
Pero él, mirándome directamente a los ojos me respondió muy pausadamente: “¿A si? Ya te entiendo, lo que me estás diciendo es que si invierto en un depósito de una entidad financiera, o en deuda de un país, mi dinero estará más seguro que si invierto en acciones de Apple, que por cierto, no tiene nada de deuda, o en acciones de Siemens, o en acciones de empresas de primer nivel mundial cotizadas en mercados organizados donde la liquidez está más asegurada. Ya te entiendo ya… “ y se quedó mirándome esperando una réplica.
Venga, ¿qué le contestaríais? Quizás le diríais que su cartera tendría oscilaciones si esa volatilidad implicaba riesgo. ¿Si? ¿No tiene más riesgo obtener 0, aunque sin volatilidad? ¿Qué tiene realmente más riesgo? No lo sé, sinceramente no lo sé, la duda es razonable, eso sí lo sé. El riesgo debe analizarse en cada caso y en cada circunstancia y actuar con sentido común, no perder nunca el sentido común, sin parámetros preconcebidos ni paradigmas que no concuerdan con la realidad de cada momento.
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