Si “austeridad” es un concepto percibido como antipático, “despilfarro”, el término opuesto, debe considerarse muy simpático. Xavier Puig nos cuenta el problema del endeudamiento y despilfarro público.
Hoy día, seguramente, la mayoría respondería”muy antipática”. ¡Qué curioso! entre todos hemos conseguido convertir un término positivo en negativo. Si la siguiente pregunta fuera: Angela Merkel, Mario Draghi: ¿personajes simpáticos o antipáticos? Bueno, seguramente la tacharían de ofensiva y hasta de provocativa.
A ver si lo entiendo bien, si austeridad es un concepto percibido como antipático…despilfarro, el término opuesto, debe considerarse muy simpático ¿o no? Sin embargo, yo no veo en mi entorno que los padres responsables le inculquen a sus hijos el despilfarro y desaconsejen la austeridad.
Recuperemos la sensatez
Es verdad que ciertas variables económicas como ahorro, gasto, inversión no se rigen bajo los mismos parámetros si se tratan de forma pública que privada. No siempre los ejemplos microeconómicos, de una familia por ejemplo, sirven para explicar o entender conceptos macroeconómicos. Es cierto, el ahorro por ejemplo es una virtud privada que al generalizarse puede convertirse en un vicio público. ¿Pero qué quieren que les diga? Llegados al punto en el que estamos, a los estados del sur de Europa les vendría bien hoy recuperar la sensatez y el rigor que una familia con sentido común aplica en sus finanzas.
El más que probado despilfarro público y privado ocurrido en la primera década del siglo XXI ¿es el buen camino que nunca tendríamos que abandonar y al cual deberíamos volver? El enorme endeudamiento público y privado que se destinó a polideportivos inútiles, a trenes deficitarios, aeropuertos fantasmas, a promociones excesivas, y a otros usos inconfesables… ¿fue culpa de la señora Merkel y del señor Draghi? ¿podemos culpar al Banco Central Europeo o Alemania de ello? ¿Sí? No sé, quizás sí.
Entrada a la UE
Cuando mi hijo entró en la universidad, le animé a que intentara a sentarse con los mejores alumnos, con los que se sentaran en las primeras filas, con los más activos, con los más responsables y lo hice con la esperanza de que esos hábitos continuados de estudios, hábitos y esfuerzos le fueran moldeando poco a poco su carácter. Eso mismo interpreté yo cuando entramos a la Unión Europea y luego en el Euro.
Era la oportunidad de estar en un club que obligaba a la seriedad fiscal y a la búsqueda de la competitividad por la vía del esfuerzo y de la innovación. Pero para estar en este grupo hay que ganárselo y quizás nosotros no podemos. Es demasiado esfuerzo colectivo. Nos genera demasiada infelicidad y nos impide evadirnos de nuestras responsabilidades. Es tan agradable aceptar que la culpa es de otros. Quizás es nuestro carácter y debamos aceptarlo. Quizás sí, pero yo seguiré votando por intentarlo.
Si te ha gustado este video, te invitamos a que también visites euforia de los mercados.
Escribir comentario