Mientras se continua deshojando la margarita sobre si Grecia saldrá o no del euro, el mundo rota a 465 metros por segundo y se mueve a alrededor del sol a 29,8 km/h y con él, los mercados.
A falta de una concreción y a pesar que la salida de Grecia del euro estaba sobre la mesa, los mercados se la han tomado como nueva. Quizá porque le dan una probabilidad mayor o quizá por miedo al contagio. Sea lo que fuere, los mercados de renta variable en Europa se han levantado con bajadas entre el 3 y 5%, concretamente el Ibex 35 lo ha hecho con un 4,86%.
Pero, ¿por qué pueden bajar el precio de las acciones?
La primera razón es simple, porque el sector en el que opera la empresa se ha deteriorado y la gente no le comprará más productos, por lo que los beneficios futuros serán menores.
Si miramos la relación económica de España con Grecia vemos que está representa el 0,5% de nuestro comercio exterior, por debajo de Dinamarca, Australia o Angola. Entonces, ya tenemos un 0,5% de la bajada.
La segunda razón es porque los tipos de interés han subido haciendo que los inversores prefieran invertir en renta fija que en renta variable. Pero vemos que no es así, sino lo contrario, los tipos de interés del Banco Central Europeo están prácticamente a cero.
Los bonos a 10 años prácticamente ni se han movido con la noticia, la prima de riesgo sólo ha pasado de 118 puntos básicos a 148, cuando en otras ocasiones el movimiento hubiera sido mucho mayor. Entonces, el trasvase de dinero de la renta variable a la fija parece no ser un motivo.
Y la tercera, porque la percepción del riesgo de una empresa ha aumentado, por ejemplo por miedo a un contagio. Aunque este parece haber sido el principal motivo, no deja de ser una percepción. Pero vayamos por partes.
Después de 2011, distintos bancos europeos e instituciones públicas tenían buena parte de los 355.000 millones de euros de su deuda.
Si ésta dejaba de pagarse, se hacía un roto en los balances de los bancos y con ellos podría peligrar todo el sistema financiero. Era como tirar una piedra en una pequeña balsa, las olas generadas podrían ser tsunamis.
En aquel entonces, los bancos se apresuraron a deshacerse de los bonos y entregarlos al Banco Central Europeo. Por esta razón, los que hoy día tienen buena parte de los 317.000 millones de euros del país heleno somos todos los ciudadanos europeos a través de nuestras instituciones: FMI y Banco Central Europeo.
En concreto, España tiene 26.000 millones de euros, o lo que es lo mismo casi un 2,6% del PIB. Hoy día la piedra ya no se lanza a una pequeña balsa sino a un gran mar, con lo que las olas generadas ya no serán un tsunami sino marejadilla. Y ésta nos costará unos 950 euros por europeo.
Conclusión: Grecia ha dejado de ser una piedra en un pequeño lago a una piedra en un gran mar. Mientras distintos inversores se focalizan en deshojar la margarita, las empresas prefieren aferrarse a la velocidad de rotación.
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