Las economías de muchos países de la Unión Europea están enfermas y su mala salud es resultado de malas prácticas del propio enfermo. Xavier Puig, profesor del departamento de Economía y Empresa de la UPF y director de programas de Banca y Finanzas, nos da su visión de la situación.
Pidamos al Sr. Draghi lo que es del Sr. Draghi, pero no le pidamos lo que no le corresponde. Las economías de muchos países de la Unión Europea están enfermas, España entre ellas. Su mala salud, en buena parte, es el resultado de malas prácticas del propio enfermo. Le fallan los órganos vitales, pero el enfermo fuma, tiene sobrepeso y no sigue una dieta saludable.
Es decir, el país se sobre endeuda para tener un ritmo de vida que no se puede permitir. Y entra en colapso financiero. Los gobiernos de estos países, que serían sus médicos, no saben tratar con eficiencia la enfermedad. De hecho, no aciertan ni en el diagnóstico, ni en el tratamiento específico ni en la dosis. Tampoco en la previsión de los efectos secundarios. La enfermedad es más grabe de lo que pensaban.
El enfermo está en situación crítica
Y lo ingresan en la UCI. Allí, el Dr. Draghi hace su trabajo. Y lo hace bien porque mantiene con vida al enfermo. Lo reanima, evita el colapso y sus funciones vitales mejoran. Los bancos evitan la quiebra. Los estados pueden pedir ayuda a un precio irrisorio.
La situación mejora levemente. Y el enfermo, animado, vuelve a fumar y a comer insano. Los gobiernos relajan sus prescripciones. Y a cada nueva recaída todos miran, entre esperanzados y exigentes, al Dr. Draghi. ¡Qué paradoja! El enfermo no se cuida, el médico no acierta, la UCI salva el paciente pero las expectativas están puestas en la UCI.
La UCI no curará al enfermo. La UCI solo puede ofrecer tiempo al enfermo para recuperarse y permitirle cambiar de actitud. Y al médico para mejorar sus tratamientos.
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