La viagra se vuelve verde. Farmaceuticas y presión fiscal

La Viagra se vuelve verde

Hace más o menos un mes, vimos en los medios como la farmacéutica Grifols trasladaba parte de su negocio en Irlanda. El motivo del traslado es obvio, la búsqueda de una menor presión fiscal que Irlanda ofrece sin complejos a quien quiera disfrutar.

Ahora observo cómo esta política, que se tildó de antipatriótica, se repite con otra farmacéutica como es Pfizer que también ha anunciado su traslado a tierras irlandesas.

Independientemente la complejidad jurídica de la operación, de que nos hablen de fusiones inversas, del Double Irish y el Dutch Sandwich dels Tax Deals a Luxemburgo lo que haría falta es analizar en profundidad y con una cierta distancia que está fallando en esta economía globalizada y qué soluciones se pueden encontrar para hacer lo que el sentido común nos manda, que todo el mundo pague impuestos donde los debería pagar.

En primer lugar habría que identificar el problema y no centrarnos en la consecuencia.

Que grandes empresas multinacionales se trasladen a territorios donde, dentro de la legalidad, se pueden pagar menos impuestos es algo lícito e incluso diría que una obligación de las empresas.

Las empresas se deben a sus accionistas que son los propietarios (no importa si el accionista es Amancio Ortega o una abuela que invierte 500 euros en bolsa). Las empresas buscan maximizar los beneficios para crear valor para sus accionistas y si pueden ahorrarse 39% de impuestos que pagarían en Estados Unidos y pasar a pagar el 12,5% en Irlanda perfecto. Si pueden pagar menos, mejor.

Pfizer, como muchas otras empresas trasladará la sede de dirección a Dublín por motivos fiscales. De hecho os recomiendo hacer un poco de ‘turismo fiscal’ si vais a Irlanda, y hacer una vuelta por el denominado ‘Distrito Financiero’ de la ciudad. Veréis la cantidad de empresas que se han establecido y podrá comprender la magnitud de la consecuencia.

Y digo consecuencia que en el fondo que las empresas se trasladen a Irlanda no es un problema si no su consecuencia.

Seamos honestos con nosotros mismos. Si tuviéramos la posibilidad de pagar menos impuestos de forma legal, ¿lo haríamos? Yo sí.

Nos podemos llenar la boca con gestos de solidaridad, de ética y similares pero evitar pagar impuestos dentro de la legalidad es lícito.

¿Quién de vosotros tiene un plan de pensiones? ¿quién coloca sus ahorros en fondos de inversión? ¿quién desgrava de la hipoteca la vivienda habitual? Todo esto ayuda a pagar menos impuestos supongo que lo sabes, y lo hacemos porque es legal.

En otra escala, es lo mismo que hacen las empresas.

¿Cuál es el problema?

Yo creo que el problema es de concepto.

Me explicaré. El sistema fiscal de los países desarrollados es un sistema basado en la economía de finales del siglo XIX y esencialmente del siglo XX. Una economía basada en transacciones comerciales físicas donde las mercancías se transportaban de un lugar a otro y que quedaban paradas en las fronteras donde se hacían pagar aranceles. Este sistema fiscal global se complementaba con la aplicación de impuestos al consumo (como nuestro IVA) y una imposición sobre el beneficio de las empresas (Impuesto sobre Sociedades) y de las personas (Impuesto sobre la Renta).

El mundo ha cambiado desde entonces, y lo ha hecho mucho. El problema nace con el desarrollo de la llamada economía digital y las nuevas tecnologías. Hoy en día una empresa puede controlar su negocio desde una sede única. Ya no necesita tener delegaciones en todo el mundo con vendedores, oficinistas, contables, personal administrativo, encargados de almacén …. todo lo que nuestros abuelos hubieran considerado imprescindible para vender a otro país se puede hacer cómodamente sentado en un despacho situado, por ejemplo, en Irlanda.

Una buena página web, los emails, el Skype, los PDF s y muchas otras herramientas digitales son las que han provocado el cambio, este giro inesperado al que los países y las legislaciones fiscales no se han adaptado.

Parece que la OCDE comienza a darse cuenta de ello y ha creado el proyecto BEPS (La traducción vendría a ser evitar la deslocalización de beneficios, más o menos) que difunde con unos vídeos que más que proponer una solución real al problema, nos restriega por la cara sus consecuencias. Los puede ver aquí i aquí.

¿Tiene solución el problema? Yo creo que sí.

Creo que la solución pasa por asumir que este modelo fiscal obsoleto que aplican los países desarrollados ya no sirve y repensarlo. Entender donde se generan los beneficios realmente y refundar las bases de la fiscalidad internacional que permitan a cada territorio recibir lo que le corresponde. Todos los países se han de poner a la hora, no valen acciones individuales. En una economía globalizada, la solución debe ser global.

Mientras la solución llega, la viagra cambia de color y se vuelve verde.

Sólo falta ahora que pongan un trébol de tres hojas a sus pastillas.

 

Artículo publicado en el blog ara.cat

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Albert Sagués

* Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales. Desde 1990 es profesor asociado del Departamento de Economía y Empresa de la Universidad Pompeu Fabra, así como profesor del Máster en Fiscalidad de la UPF - Barcelona School of Management. Asesor fiscal con más de 25 años de experiencia y economista especializado en aspectos de planificación fiscal y asesoramiento tributario. Experto en la fiscalidad de productos financieros y la planificación patrimonial. También es perito judicial en materia económica. Actualmente, como socio de RSM Tax & Legal, es el responsable de la división tributaria de RSM Spain, que asesora y presta sus servicios a empresas y particulares, tanto a nivel nacional como a nivel internacional. Autor del video blog de Economía y Finanzas “Patrimonia”.

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